¡Atención, corredores! Como la temporada de maratones ha comenzado, es hora de hablar de un método de recuperación que está causando sensación en la comunidad de corredores: la terapia de agua fría. Ya seas un maratonista experimentado o un novato que pisa el asfalto por primera vez, entender cómo incorporar baños de hielo o inmersiones en frío en tu rutina de entrenamiento puede cambiar las reglas del juego. Así que, atémonos los cordones y sumerjámonos en las gélidas aguas de la terapia de agua fría y su impacto en el rendimiento al correr.

La ciencia detrás de la terapia de agua fría:

Antes de sumergirnos de lleno en los beneficios de la terapia de agua fría para los corredores, demos un rápido chapuzón en la ciencia que la respalda. La terapia de agua fría implica sumergir el cuerpo en, lo has adivinado, agua fría. Hablamos de temperaturas de entre 10 y 15 grados Celsius (50 a 59 grados Fahrenheit). Ahora, ¿por qué alguien se sometería voluntariamente a condiciones tan gélidas? Bueno, porque hace maravillas para la recuperación, ¡por eso!

Cuando te sumerges en agua fría, tu cuerpo experimenta algunos cambios fisiológicos bastante ingeniosos. En primer lugar, tus vasos sanguíneos se contraen, lo que ayuda a reducir el flujo sanguíneo a tus extremidades. Esto puede disminuir la inflamación y la hinchazón, haciendo que esos músculos doloridos después de correr se sientan mucho mejor. Además, la temperatura fría ralentiza tu tasa metabólica, dando a tus músculos la oportunidad de recuperarse y repararse de manera más eficiente. Es como darle a tu cuerpo una gran bolsa de hielo para aliviar esos dolores y molestias inducidos por el entrenamiento para el maratón.

¿Con qué frecuencia deberían los corredores tomar baños de hielo?

Ahora que hemos cubierto lo básico, abordemos la pregunta candente en la mente de todo corredor: ¿con qué frecuencia debo tomar baños de hielo? Bueno, como la mayoría de las cosas en la vida, depende. Factores como la intensidad de tu entrenamiento, tu capacidad de recuperación y tu salud general juegan un papel en la determinación de la frecuencia óptima de los baños de hielo.

Como regla general, la mayoría de los expertos recomiendan limitar los baños de hielo a una o tres veces por semana, con al menos 24 horas entre sesiones. Excederse puede llevar a rendimientos decrecientes y potencialmente hacer más daño que bien. Así que, escucha a tu cuerpo y ajústalo en consecuencia.

Durante la temporada de maratones, cuando tu kilometraje de entrenamiento aumenta y esas largas carreras pasan factura, es tentador meterse en el baño de hielo después de cada entrenamiento. Pero resiste la tentación de excederte. En su lugar, apunta a un par de baños de hielo por semana, preferiblemente después de tus entrenamientos más duros o carreras largas. Esto le dará a tu cuerpo el impulso de recuperación que necesita sin sobrecargar tu sistema.

¿Está bien sumergirse en agua fría después de una carrera?

Bien, digamos que acabas de terminar una carrera de tempo increíble o has superado ese intimidante entrenamiento en cuesta. Estás sudado, agotado y probablemente soñando con tu tentempié post-carrera. Pero antes de coger esa barrita de proteínas, considera darte un chapuzón en agua fría.

Sí, está perfectamente bien darse un chapuzón en agua fría después de una carrera, y podría incluso ser beneficioso para tu recuperación. El agua fría ayuda a contraer los vasos sanguíneos, lo que puede reducir la hinchazón y la inflamación en tus músculos trabajadores. Además, adormece esas zonas doloridas, proporcionando un alivio instantáneo del dolor post-carrera.

Pero aquí está el truco: no querrás sorprender a tu sistema saltando directamente al agua fría justo después de tu carrera. En su lugar, dale a tu cuerpo algo de tiempo para que se enfríe de forma natural. Tómate unos minutos para estirar, hidratarte y recuperar el aliento antes de sumergirte lentamente en el agua fría. Créeme, tus músculos te lo agradecerán más tarde.

¿Cuánto tiempo deben los corredores tomar un baño de hielo?

Vale, ya estás en el baño de hielo. Ahora, ¿cuánto tiempo deberías quedarte? De nuevo, se trata de encontrar el punto justo que funcione para ti. La mayoría de los expertos recomiendan sumergirse en agua fría durante unos 10 a 20 minutos por sesión. Esto le da a tu cuerpo tiempo suficiente para cosechar los beneficios de la terapia de agua fría sin arriesgarse a la hipotermia u otros problemas relacionados con el frío.

Durante la temporada de maratones, intenta hacer una sesión de baño de hielo de 15 a 20 minutos después de tus carreras largas o entrenamientos intensos. Este baño prolongado ayudará a calmar los músculos cansados, reducir la inflamación y acelerar tu proceso de recuperación, para que estés listo para afrontar tu próxima sesión de entrenamiento con entusiasmo.

Los beneficios de la terapia de agua fría durante la temporada de maratones:

Ahora que hemos cubierto los detalles más importantes, hablemos de por qué la terapia de agua fría es la mejor amiga del corredor durante la temporada de maratones. Aquí tienes solo algunos de los beneficios:

  • Reducción de la inflamación: La inmersión en agua fría puede ayudar a disminuir la inflamación y la hinchazón en los músculos y las articulaciones, lo que permite una recuperación más rápida entre los entrenamientos.
  • Mejora de la recuperación muscular: Al ralentizar tu tasa metabólica, la terapia de agua fría le da a tus músculos la oportunidad de repararse y reconstruirse, para que estés listo para volver a la carretera en poco tiempo.
  • Alivio del dolor: El efecto adormecedor del agua fría proporciona un alivio instantáneo del dolor post-carrera, haciendo que esos baños de hielo valgan cada escalofrío.
  • Mejora de la circulación: Alternar entre agua caliente y fría puede promover la circulación sanguínea, eliminando los productos de desecho metabólico y llevando sangre rica en oxígeno a los músculos cansados.

Conclusión:

Así que, ahí lo tenéis, amigos: la fría verdad sobre la terapia de agua fría y el running. Incorporar baños de hielo o inmersiones en frío en tu régimen de entrenamiento para maratones puede cambiar las reglas del juego en lo que respecta a la recuperación y el rendimiento. Solo recuerda escuchar a tu cuerpo, ajustar la frecuencia y la duración de tus sesiones de terapia de agua fría según sea necesario, y disfrutar del gélido abrazo de la recuperación. ¡Feliz carrera!

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