5 consejos para empezar la terapia de agua fría

Baños en el mar - Duchas frías - Baños de hielo - Inmersiones en el río - Lagos helados - Natación en aguas abiertas, tú eliges tu vicio y nosotros te ayudamos a empezar.

"¿Por qué alguien se sometería voluntariamente a un baño de hielo?” - ¡es una pregunta muy válida! Ponernos en un estado de incomodidad es algo que rara vez encontramos hoy en día. Pero créeme cuando digo que los beneficios de la terapia de agua fría valen el shock inicial; desde una mejor circulación hasta una mayor resiliencia mental, la terapia de agua fría ofrece una plétora de beneficios que te dejarán revitalizado y vivo.

La terapia de agua fría es un viaje que despertará tus sentidos, recargará tu cuerpo y desafiará tu zona de confort. Hoy nos sumergimos de cabeza en el mundo de los baños de hielo y la terapia de agua fría, una práctica que ha sido adoptada por muchos como una forma de mejorar el bienestar físico y mental.

“Pero, ¿cómo empiezo? ¿Es seguro?” - puede ser tu siguiente línea lógica de preguntas, ¡pero no temas! En este blog, compartiremos cinco valiosos consejos para ayudarte a emprender tu viaje de terapia de agua fría con confianza. Ya seas un principiante curioso o un entusiasta experimentado del agua fría que busca expandir sus horizontes, estos consejos te guiarán a través del proceso y garantizarán una experiencia segura y gratificante.

Así que, ¡coge tu toalla, controla tu respiración y sumerjámonos de lleno en el mundo de la terapia de agua fría! Prepárate para abrazar el frío y descubrir un nivel completamente nuevo de rejuvenecimiento que te espera bajo la superficie. ¿Estás listo? ¡Vamos!

1. Consulta a un profesional de la salud

Antes de siquiera pensar en las palabras “terapia de agua fría”, ¡considera primero las precauciones de seguridad! Si bien los baños de hielo son completamente seguros cuando se usan de manera segura y responsable, es importante que consideremos nuestra seguridad personal antes de probar algo nuevo por primera vez.

La inmersión en agua fría reduce significativamente la temperatura central de tu cuerpo. Cuando se combina con otros problemas de salud, sumergirse en agua fría puede causar la constricción de los vasos sanguíneos y retrasar el flujo de sangre por todo el cuerpo, lo que aumenta la presión arterial y, en consecuencia, puede aumentar el riesgo de paro cardíaco o accidente cerebrovascular. LUMI Therapy recomienda que las personas que sean: menores de 18 años, embarazadas, con antecedentes de enfermedades cardíacas o presión arterial alta, diabéticas, con complicaciones como neuropatía o daño en la retina, que usen un marcapasos, con antecedentes de congelación, con una herida abierta, que se hayan sometido a una cirugía reciente o con epilepsia, NO usen baños de hielo.

Siempre es una buena idea consultar con un profesional de la salud relevante antes de comenzar un viaje de terapia de agua fría; ya sea un fisioterapeuta, un quiropráctico o tu médico de cabecera, pueden proporcionar consejos específicos y luego ayudarte a crear una rutina que se adapte a tus necesidades y objetivos específicos. Ya sea que tengas o no una condición de salud preexistente, ¡consultar con un médico nunca está de más!

2. Aclimatarse gradualmente

Si eres nuevo en la terapia de agua fría, es mejor y más seguro comenzar aclimatándote a las temperaturas frías. Es esencial comprender la importancia de aclimatar tu cuerpo a las temperaturas frías, ya que, al igual que cualquier nuevo esfuerzo, un enfoque gradual es clave para garantizar una experiencia segura y eficaz.

Al exponer gradualmente tu cuerpo a temperaturas de agua más frías, le permites adaptarse y desarrollar resiliencia, tanto física como mental. Este proceso, conocido como aclimatación al agua fría, ayuda a preparar tu cuerpo para el shock del agua fría, minimizando el potencial de incomodidad, shock o incluso hipotermia. Esta exposición gradual comenzará a entrenar a tu cuerpo contra las temperaturas frías, lo que significa que tu primer baño de hielo será mucho menos difícil, además de prevenir las posibilidades de un shock de agua fría potencialmente peligroso.

Además, aclimatarse al agua fría también puede proporcionar beneficios mentales. Desafía a tu mente a mantener la calma y la compostura ante la incomodidad, permitiéndote desarrollar resiliencia mental y un mayor sentido de control. Cada vez que te expones a agua más fría, te preparas mejor para manejar el shock inicial, fomentando una conexión mente-cuerpo más fuerte.

Hay formas baratas, accesibles y fáciles de iniciarse en los baños de hielo sin lanzarse de cabeza; puedes empezar tomando duchas frías y bajando la temperatura día a día, o nadando en una piscina al aire libre o en un lido.

3. Usa terapia de agua de contraste

Una forma de aclimatarse al agua fría y de iniciarse en los baños de hielo es mediante la terapia de agua de contraste. La terapia de agua de contraste consiste en alternar entre agua fría y caliente. Esta técnica dinámica, a menudo utilizada en la terapia de agua fría, consiste en alternar entre agua fría y caliente para estimular y tonificar tu sistema. Empieza con agua caliente y disminuye gradualmente la temperatura hasta llegar al agua fría durante la ducha, cambiando entre las dos tan a menudo como consideres oportuno.

Al alternar entre estas temperaturas contrastantes, puedes ayudar a mejorar la circulación y reducir el dolor muscular.

Esta acción de bombeo dentro de tu sistema circulatorio, conocida como "gimnasia vascular", fomenta la eliminación de productos de desecho, toxinas y ácido láctico de tus músculos, a la vez que suministra oxígeno y nutrientes frescos para promover la curación y la recuperación. ¿El resultado? Menos dolor muscular, mejor rendimiento atlético y una sensación general de rejuvenecimiento.

4. Escucha a tu cuerpo

Uno de los consejos más importantes que podemos dar o recibir es prestar atención a nuestro cuerpo, y esto es ciertamente cierto en el caso de la exposición al agua fría y los baños de hielo. Si quieres explorar la terapia de agua fría y te has tomado el tiempo de seguir todos los consejos anteriores, lo más probable es que ya seas alguien que está en sintonía con lo que su cuerpo necesita, así como con sus limitaciones. Puede parecer obvio, pero escuchar a tu cuerpo es un aspecto crucial de cualquier práctica de bienestar, y la terapia de agua fría no es una excepción. Cuando se trata de sumergirse en temperaturas frías, es esencial prestar mucha atención a las señales que envía tu cuerpo.

Presta atención a cómo responde tu cuerpo a la terapia de agua fría: si experimentas alguna molestia, dolor o reacción adversa, es importante detenerse y buscar consejo médico cuando sea necesario. Escuchar a tu cuerpo durante la terapia de agua fría puede prevenir el sobreesfuerzo y posibles lesiones; también es crucial estar atento a los signos de hipotermia, como temblores incontrolables, confusión o entumecimiento, y tomar medidas inmediatas si aparece alguno. Tu cuerpo sabe lo que es mejor, así que confía en sus señales y toma decisiones que se alineen con tu comodidad y bienestar.

Recuerda, el objetivo de la terapia de agua fría es desafiar y fortalecer tu cuerpo, no llevarlo más allá de sus capacidades. Por lo tanto, abraza la sabiduría de tu cuerpo, escucha atentamente y emprende tu viaje de terapia de agua fría con atención plena y autocuidado.

5. ¡Estás listo para un baño de hielo!

Una vez que hayas hecho todo lo anterior, y después de tomar todas las precauciones necesarias y consultar con un profesional de la salud, comenzar con los baños de hielo puede ser una experiencia emocionante y transformadora.

Para garantizar una inmersión segura y agradable en un baño de hielo, es importante seguir algunos pasos clave. Primero, llena tu bañera o recipiente con agua fría hasta aproximadamente la mitad, dejando suficiente espacio para añadir el hielo (¡y a ti mismo! Añade agua según sea necesario). A continuación, añade gradualmente cubitos de hielo o bolsas de hielo al agua, controlando la temperatura para asegurarte de que se mantenga entre 10 y 15 grados Celsius. ¡Puedes bajar esta temperatura a medida que te sientas más cómodo con las inmersiones en frío! Una vez lleno, sumérgete lentamente en la bañera, permitiendo que tu cuerpo se ajuste a la temperatura. Concéntrate en respirar lenta y controladamente, lo que puede ayudar a manejar cualquier shock inicial en tu sistema. Comienza con duraciones cortas de 1 a 2 minutos y aumenta gradualmente el tiempo a medida que tu cuerpo se acostumbre al frío.

Al aceptar el desafío de un baño de hielo, puedes aprovechar la resiliencia de tu cuerpo, superar tus límites y experimentar una oleada de vigor como ninguna otra. Para la mejor experiencia, un baño de hielo LUMI es la mejor opción del mercado. Ya seas un nadador experimentado en aguas frías o un novato curioso, un LUMI te proporcionará todas las herramientas para enfrentarte a un desafío de agua fría de forma segura y agradable. Así que, da el salto, abraza el frío y descubre los increíbles beneficios que los baños de hielo pueden ofrecer.