1. Dolor e inflamación reducidos

La terapia con agua fría ha sido durante mucho tiempo una opción popular para recuperarse después de un entrenamiento intenso. De hecho, un grupo de investigadores en Hong Kong descubrió que la inmersión en agua fría después del ejercicio frecuente reducía el dolor y la inflamación hasta 24 horas después del entrenamiento.

Sin embargo, la terapia con frío no es solo para atletas profesionales.

Aunque los investigadores de Hong Kong no abordaron directamente si la terapia con frío tiene los mismos efectos en personas con dolor crónico, otros estudios han encontrado que la exposición al frío puede ayudar con el dolor causado por el reumatismo, la fibromialgia y otras afecciones similares.

2. Mayor gasto metabólico

Aunque muchas personas usan la terapia con agua fría como una herramienta de recuperación post-ejercicio, algunas investigaciones sugieren que la exposición al frío en realidad puede aumentar tu gasto metabólico.

Un estudio de 2014 realizado en los Países Bajos descubrió que la exposición frecuente al frío extremo provocaba lo que se conoce como termogénesis inducida por el frío en humanos. Esto significa que exponerte al frío extremo podría activar tu metabolismo.

Para muchas personas, este aumento del metabolismo podría llevar a una pérdida de peso. Sin embargo, se necesita más investigación para comprender completamente la relación entre la terapia con agua fría y la pérdida de peso.

3. Respuesta inmune aumentada

Incorporar la terapia con agua fría a tu rutina habitual podría ayudar a tu cuerpo a manejar el estrés fisiológico. De hecho, en un estudio piloto de 2019, un grupo de investigadores de los Países Bajos descubrió que combinar la exposición al frío con ejercicios de respiración provocaba una respuesta inmune mejorada en los participantes del estudio.

Esto puede sonar como jerga técnica, pero la idea es que pasar tiempo en el frío puede preparar a tu cuerpo para manejar mejor situaciones difíciles. Aunque se necesita más investigación para confirmar estos hallazgos, el estudio inicial sugiere que la terapia con frío podría ayudarnos a ser más resilientes ante el estrés fisiológico.

4. Mayor atención plena

Aunque los defensores de la inmersión en agua fría suelen centrarse en los beneficios físicos, las ventajas de la terapia regular con agua fría van mucho más allá de los músculos y las articulaciones.

De hecho, muchas personas utilizan la terapia con agua fría como una forma de ser más conscientes y estar en sintonía con sus cuerpos. Algunas incluso usan baños de hielo para dormir mejor o reducir el estrés. Mientras tanto, otros los utilizan para reconectar consigo mismos y encontrar su paz interior.

Aunque cada persona responde de manera diferente a la inmersión en agua fría, la mayoría encuentra que les ayuda a relajarse y recuperarse del ajetreo diario.

5. Mayor fortaleza mental

Finalmente, la terapia con agua fría también puede ayudarte a desarrollar la fortaleza mental que necesitas para afrontar los desafíos del día a día.

Armarse de valor para sumergirse voluntariamente en agua fría de manera regular no es fácil. Hacer de los baños de hielo parte habitual de tu rutina puede ayudarte a desarrollar resiliencia y fortalecer tu mente para afrontar cualquier situación que se te presente.